Estimulados por la escandalosa actuación de profesionales del “soplo” y consejeros poco escrupulosos, los mercados bursátiles norteamericanos han vuelto a emprender la ascensión desenfrenada hacia alturas de vértigo. No pocos valores, que un bolsista prudente consideraría “papel mojado”, han empezado a oscilar sensacionalmente. Así Wall Street ha irradiado el optimismo y la prosperidad de los días felices.La prosperidad debida a un vasto movimiento especulativo acaba invariablemente en reventón que trae aparejada la ruina de millones de incautos. La situación llegó al momento culminante de peligro.Hoy en día, los irresponsables magos bursátiles poco escrupulosos son la maldición de Wall Street, y el mayor enemigo del ahorro del público. En vano la Bolsa de New York ha advertido a sus miembros que los representantes de casas pertenecientes a nuestra organización deben abstenerse de hacerse eco de rumores no confirmados. Pero la Bolsa carece de autoridad para señalarles normas de conducta a quienes no pertenecen a ella.Los incautos, cuyos nombres figuran en las listas que sirven de guía a los incitadores, están sometidos a tentaciones diarias y reiteradas en que se les urge a comprar enseguida para obtener ganancias increíblemente fabulosas. Se han perdido ya millones de dólares y aún van a perderse muchos más.
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